Padre de siete hijos y de 52 años de edad, al nuevo rey su edad nunca lo amilanó. Por el contrario, se dio a sí mismo ínfulas de maestro, y a fe que consiguió serlo.
Para Hugo Carlos Granados, sobrino y con cuatro coronas distintas, la preparación y disciplina fueron las claves para el triunfo de su tío.
"Estamos desde enero dándole, practicando varias horas, y aunque respetamos su paciencia y veteranía, tanto Juan José como yo lo aconsejamos para mejorar la agresividad y el pique, y se hizo. En cuanto a pulsación, estaba bien, porque él es de los que tocan el llamado 'acordeón grueso', pero había que mejorar en los piques, sobre todo en las puyas", señaló.
Otro de los temores que tenían los hermanos Granados era el asunto del canto, obligatorio para el acordeonero en por lo menos uno de los cuatro temas que presenta, pero la sorpresa mayor fue cuando Almes terminó cantando los cuatro ritmos. el tiempo